En un giro inesperado de la historia, lo que alguna vez fue introducido en Chile como una opción lucrativa para la industria de la moda ahora se ha convertido en una preocupación urgente para las autoridades ambientales. El visón americano, una especie foránea, ha proliferado en la Patagonia chilena, llegando a niveles alarmantes que ponen en riesgo la biodiversidad y la integridad de áreas protegidas de conservación.
El visón americano, originalmente traído a Chile para la confección de prendas de vestir debido a la alta demanda de su piel, ahora se ha extendido desde La Araucanía hasta el Cabo de Hornos, y desde la costa hasta la cordillera, ocupando una amplia gama de ecosistemas. Según Sebastián Rodríguez, biólogo y profesor del Instituto de Biología de la PUCV, esta especie tiene una marcada preferencia por los ecosistemas acuáticos, tanto dulces como marinos. Sin embargo, su capacidad de adaptación le permite desplazarse rápidamente hacia entornos más secos, lo que representa una amenaza no solo para las especies acuáticas, sino también para los animales terrestres, que pueden ser atacados o convertirse en su fuente de alimentación.
El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha tomado cartas en el asunto y ha implementado un plan para abordar la creciente población de visones americanos en la región. En particular, se están llevando a cabo acciones en las provincias de Cautín, en La Araucanía, donde se han reportado casos de depredación de diversas especies que forman parte del ecosistema local.
“El visón americano habita especialmente los ecosistemas acuáticos, ya sea dulceacuícolas o marinos”, explica Sebastián Rodríguez. “Sin embargo, tiene la capacidad de moverse rápidamente hacia otros ambientes más secos, pudiendo afectar no sólo las especies de ambientes acuáticos, sino que también a animales terrestres, ya sea atacándolos o alimentándose de ellos”, agrega el experto.
El desafío para las autoridades y los expertos en conservación es ahora controlar y mitigar la expansión del visón americano, antes de que cause un daño irreparable a los delicados ecosistemas de la Patagonia chilena.
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