Tras dos años de incertidumbre, las autoridades argentinas confirmaron la identidad de los restos humanos encontrados en marzo de 2024 en Aluminé, provincia de Neuquén. Las pruebas genéticas determinaron con un 99,9% de precisión que se trata de Marcos Melío Carrasco, pastor de 61 años que desapareció en 2022 en la comuna de Curarrehue, Chile.
El fiscal Marcelo Jofré, a cargo de la investigación en Neuquén, detalló que los análisis de ADN se realizaron comparando los restos con muestras genéticas proporcionadas por uno de los hijos del pastor. “El resultado es concluyente en cuanto a la identidad, pero no nos permite establecer ni la causa ni la fecha exacta de su muerte”, explicó el fiscal.
La desaparición de Melío Carrasco ocurrió en Huincapaligüe, una zona rural cercana a Curarrehue, durante una jornada marcada por intensas nevazones y temperaturas extremas. Según el relato de familiares, el pastor había salido para reunir animales, pero nunca regresó. Pese a los esfuerzos iniciales de búsqueda, las condiciones climáticas y la vasta extensión del terreno dificultaron las labores, dejando el caso en el limbo hasta este año.
El hallazgo de los restos en Aluminé, ubicado a unos 60 kilómetros de Curarrehue, reavivó las esperanzas de encontrar respuestas para los seres queridos del pastor. Sin embargo, la imposibilidad de determinar las circunstancias de su muerte deja abiertas interrogantes sobre los últimos momentos de su vida.
La familia de Melío Carrasco expresó su agradecimiento a las autoridades por los esfuerzos realizados y señaló que, aunque la noticia es dolorosa, les permite cerrar un ciclo y despedirlo como corresponde. “Era un hombre dedicado a su fe, a su familia y a la comunidad. Ahora podremos honrar su memoria”, comentó uno de sus hijos.
Este caso destaca la importancia de la cooperación entre Argentina y Chile para resolver desapariciones en zonas limítrofes, especialmente en territorios con condiciones geográficas y climáticas adversas. La identificación del pastor Melío Carrasco pone fin a dos años de angustia, pero deja como legado la necesidad de reforzar la prevención y los protocolos de búsqueda en regiones aisladas.