El robo de cables se ha convertido en un problema crítico para la distribuidora eléctrica CGE, que ha registrado un alarmante aumento en la cantidad de episodios en sus instalaciones. Según datos de la compañía, en los primeros nueve meses del año se han contabilizado 451 incidentes de sustracción de cables en distintas regiones del país. Este delito, que ha dejado a más de 165 mil clientes sin suministro eléctrico, afecta tanto a redes de media y baja tensión como a instalaciones de transmisión de energía.
Las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá concentran la mayor cantidad de estos delitos, con un total de 138 episodios. Le siguen las regiones de Coquimbo, con 112 robos, y O’Higgins, con 63 casos. Las pérdidas acumuladas para CGE superan los 2.190 millones de pesos, considerando tanto el valor del cobre robado como los costos de reparación y reconstrucción de las redes dañadas.
La compañía informa que en total se han robado 153.595 metros de cable de cobre, lo que equivale a más de 45 toneladas de material. El subdirector de operaciones de CGE, Francisco Jaramillo, subraya que este fenómeno está vinculado al crimen organizado. “El robo de cables se ha consolidado como uno de los principales problemas en la calidad y continuidad del suministro”, indicó Jaramillo. “Hoy, con nuestra experiencia, podemos decir que está fuertemente asociado al crimen organizado. Estas son bandas delictuales que cuentan con ‘modus operandi’ desarrollados y que se van moviendo entre las regiones, buscando donde pueden cometer estos delitos y causar el mayor daño”, agregó.
Estas bandas delictivas, que operan con equipamiento y personal técnico especializado, no solo ejecutan el robo de cables, sino que también cuentan con una red organizada para ocultar, vender e incluso exportar el material robado. Según Jaramillo, los ingresos obtenidos financian otros delitos. “Cuentan con una organización que también les permite ocultar, vender, importar y realizar transacciones con el cable robado, lo que financia otros delitos. Es por esto que, como sociedad, no nos podemos quedar tranquilos y espectadores”, señaló.
Este fenómeno de robo de cables plantea un desafío serio para CGE y las autoridades. La empresa ha reforzado sus medidas de seguridad y trabaja en coordinación con las fuerzas de orden para enfrentar esta problemática, que afecta tanto la infraestructura como la calidad de vida de miles de personas en las zonas afectadas.